Me doy con un canto en los dientes.

Me doy con un canto en los dientes,

pero con un canto de bucólicas sirenas,

que despiertan de sueños adolescentes,

y desperezan las almas en pena.

Hago de mi capa un sayo,

para nunca más ser superman,

y convertirme en madre de mayo,

que ya no visita el diván.

Tropiezo en la misma piedra,

creyendo que es filosofal,

trepo cual noble hiedra,

buscando lo universal.

Siempre me quedará París,

como sueño de una noche de verano,

aunque nunca estuve allí,

y si estuve es un recuerdo olvidado.

Declaración de amor a uno mismo.

Cual adolescente que sueña con esos senos,

me detengo y grito que estoy enamorado,

Me confieso culpable descarado,

de ya nunca más echarme de menos.

Y desoyendo los rumores ajenos

me arrodillo ante un yo sonrojado,

me declaro ante un yo ilusionado,

y me juro el amor más eterno.

Y me saco a pasear por los paseos,

y me agarro de la mano en el cine

y me proclamo el dios de los ateos.

Porque antes que la noche termine,

me tocaré sin ningún titubeo,

haciendo que yo entero me empine.

Espíritus rebeldes.

Por la siguiente, se hace saber: 

Si la vida te da razones para protestar,

acuérdate de tu espíritu rebelde y agradéceselo.

Si la vida te rodea de soledad, 

acuérdate de tu espíritu rebelde y acompáñala.

Si la vida se empeña en enseñarte algo,

acuérdate de tu espíritu rebelde y aprende.

Si la vida se quiere pelear contigo,

acuérdate de tu espíritu rebelde y bésala.